El viernes 9 de noviembre, salió en el Diari de Vilanova un artículo de Teresa Costa-Gramunt titulado Educar, donde hizo referencia al libro publicado por Lectio Ediciones ¿Educar? Educamos todos de David Rabadà. A continuación pueden leer algunos fragmentos del artículo reproducidos:
"Educar significa poner límites. Nos educamos toda la vida y autoeducarse forma parte de nuestra responsabilidad, pero para educar hace falta tiempo y dedicación, y parece que cada día se esté menos predispuesto a utilizarlo."
"La educación precisa de dos riendas: el rigor y el amor. Hay que respetar los niveles, no puede haber educación sin jerarquía, sin una idea clara de quién educa y quién es educado. Y esto vale en todas partes. A veces se delega a la escuela la tarea más importante de la maternidad y la paternidad, que es poner unas bases que permitan a los jóvenes orientarse y desarrollarse en el mundo. Y es que todo lo que nos rodea educa o deseduca".
"La sociedad y el entorno son la escuela real de nuestros hijos, dice David Rabadà en su libro ¿Educar? Educamos todos. Fracaso escolar: recetas para curarlo. En su reflexión sobre la educación y el fracaso escolar de nuestros jóvenes, ha tenido el valor de poner por escrito que los jóvenes están acostumbrados a hacer lo que ven hacer. Y pone en la palestra la eficacia del ejemplo, esa virtud que a tantos les debe parecer una cosa anticuada, pero que resulta imprescindible para la educación".
"Educar es primordialmente faena de los padres i madres, pero también de la sociedad en general ¿Qué razón nos impide amonestar a un joven que no es nuestro? ¿El miedo, la negligencia? se pregunta David Rabadà. Que el miedo y el "tantmenfotisme" no nos acovarden. Porqué, desde el respeto, el ejercicio de la fraternidad humana pasa por poner límites cuando es necesario".
Artículo de Teresa Costa-Gramunt, publicado el viernes 9 de noviembre en el Diari de Vilanova.
"Educar significa poner límites. Nos educamos toda la vida y autoeducarse forma parte de nuestra responsabilidad, pero para educar hace falta tiempo y dedicación, y parece que cada día se esté menos predispuesto a utilizarlo."
"La educación precisa de dos riendas: el rigor y el amor. Hay que respetar los niveles, no puede haber educación sin jerarquía, sin una idea clara de quién educa y quién es educado. Y esto vale en todas partes. A veces se delega a la escuela la tarea más importante de la maternidad y la paternidad, que es poner unas bases que permitan a los jóvenes orientarse y desarrollarse en el mundo. Y es que todo lo que nos rodea educa o deseduca".
"La sociedad y el entorno son la escuela real de nuestros hijos, dice David Rabadà en su libro ¿Educar? Educamos todos. Fracaso escolar: recetas para curarlo. En su reflexión sobre la educación y el fracaso escolar de nuestros jóvenes, ha tenido el valor de poner por escrito que los jóvenes están acostumbrados a hacer lo que ven hacer. Y pone en la palestra la eficacia del ejemplo, esa virtud que a tantos les debe parecer una cosa anticuada, pero que resulta imprescindible para la educación".
"Educar es primordialmente faena de los padres i madres, pero también de la sociedad en general ¿Qué razón nos impide amonestar a un joven que no es nuestro? ¿El miedo, la negligencia? se pregunta David Rabadà. Que el miedo y el "tantmenfotisme" no nos acovarden. Porqué, desde el respeto, el ejercicio de la fraternidad humana pasa por poner límites cuando es necesario".
Artículo de Teresa Costa-Gramunt, publicado el viernes 9 de noviembre en el Diari de Vilanova.
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