El domingo 2 de diciembre, en el Periódico, apareció un artículo sobre educación "El socavón educativo" que analiza las causas del fracaso escolar en la sociedad española y se refere al libro ¿Educar? Educamos todos de Lectio Ediciones. A continuación pueden leer la reproducción de éste artículo:
"Suspenso a la sociedad. La mala nota no es solo para los maestros ni para los padres ni para los alumnos. Ni siquiera la tele ni los políticos son los únicos culpables. El suspenso es para todos, ya que cada uno contribuye, a su manera, al llamado socavón de la educación española. ¿Quién educa? La respuesta parece de sentido común: todos. Y, aunque de cajón, muchas veces se olvida.
Así lo denuncia David Rabadà en ¿Educar? Educamos todos. La radiografía de todos no es nada alentadora. En 20 años, el sector educativo ha conocido cinco leyes.Aunque hasta los grandes poderes económicos reconocen que la educación como reto económico prioritario, España solo dedica un 4,7% del PIB a la educación mientras que en el conjunto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la media del gasto es del 5,8%.
Vida acelerada
Hay más. Los padres no tienen tiempo para estar con sus hijos. ¿Cómo pueden tenerlo –se pregunta Rabadà– si tienen que pagar la hipoteca? La vida acelerada convierte a los padres en los mejores amigos de sus hijos. En las aulas, las cosas no pintan mejor: los profesores se ven superados por la demanda que se les hace tanto de las familias como de las administraciones. La sociedad no promociona los valores de la cultura y el trabajo. Este panorama podría explicar, según los expertos, el fracaso escolar en España.
En septiembre, la OCDE alertaba de que la enseñanza secundaria era la principal asignatura pendiente del sistema educativo español. Los números hablan por sí solos: la media de los alumnos que no acaban la ESO roza el 30%. Hay salida laboral: la contratación de mano de obra poco cualificada en la construcción empuja al abandono prematuro.
La semana pasada, un informe de la Fundació Bofill mostraba un escenario catastrófico para Catalunya: está a la cola de las comunidades autónomas y de los países europeos en la calidad del sistema educativo, al registrar los índices más bajos de graduación y los más altos de abandono. El jueves volvían a saltar las alarmas. Según el Informe PISA, patrocinado por la OCDE, España se sitúa en el puesto 31° de 57° en el nivel de competencia científica de sus alumnos de 15 años.
Rosa Vilaró, en Una mirada: un retrat de l’educació secundària, defiende la necesidad de comunicación con los alumnos; reflexiona sobre lo alejadas que están las leyes educativas de la sociedad y denuncia que la familia prepara adolescentes para que gestionen su vida como si fueran empresas.
Edgar Morin en Los siete saberes necesarios para la educación del futuro afirma que la educación es «el instrumento más poderoso para realizar el cambio» hacia un futuro viable. Morin tiene claro que hay que educar para transformar. ¿Está a años luz España de este planteamiento? Al parecer, sí. El jueves, en la web de El Periódico, 65 personas expresaron su opinión sobre el fracaso escolar. Los padres exigían más trabajo a los profesores. Los profesores culpaban a la familia y al sistema. Los alumnos callaban."
Artículo publicado el domingo 2 de diciembre, en el cuaderno del domingo del Periódico.
Así lo denuncia David Rabadà en ¿Educar? Educamos todos. La radiografía de todos no es nada alentadora. En 20 años, el sector educativo ha conocido cinco leyes.Aunque hasta los grandes poderes económicos reconocen que la educación como reto económico prioritario, España solo dedica un 4,7% del PIB a la educación mientras que en el conjunto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la media del gasto es del 5,8%.
Vida acelerada
Hay más. Los padres no tienen tiempo para estar con sus hijos. ¿Cómo pueden tenerlo –se pregunta Rabadà– si tienen que pagar la hipoteca? La vida acelerada convierte a los padres en los mejores amigos de sus hijos. En las aulas, las cosas no pintan mejor: los profesores se ven superados por la demanda que se les hace tanto de las familias como de las administraciones. La sociedad no promociona los valores de la cultura y el trabajo. Este panorama podría explicar, según los expertos, el fracaso escolar en España.
En septiembre, la OCDE alertaba de que la enseñanza secundaria era la principal asignatura pendiente del sistema educativo español. Los números hablan por sí solos: la media de los alumnos que no acaban la ESO roza el 30%. Hay salida laboral: la contratación de mano de obra poco cualificada en la construcción empuja al abandono prematuro.
La semana pasada, un informe de la Fundació Bofill mostraba un escenario catastrófico para Catalunya: está a la cola de las comunidades autónomas y de los países europeos en la calidad del sistema educativo, al registrar los índices más bajos de graduación y los más altos de abandono. El jueves volvían a saltar las alarmas. Según el Informe PISA, patrocinado por la OCDE, España se sitúa en el puesto 31° de 57° en el nivel de competencia científica de sus alumnos de 15 años.
Rosa Vilaró, en Una mirada: un retrat de l’educació secundària, defiende la necesidad de comunicación con los alumnos; reflexiona sobre lo alejadas que están las leyes educativas de la sociedad y denuncia que la familia prepara adolescentes para que gestionen su vida como si fueran empresas.
Edgar Morin en Los siete saberes necesarios para la educación del futuro afirma que la educación es «el instrumento más poderoso para realizar el cambio» hacia un futuro viable. Morin tiene claro que hay que educar para transformar. ¿Está a años luz España de este planteamiento? Al parecer, sí. El jueves, en la web de El Periódico, 65 personas expresaron su opinión sobre el fracaso escolar. Los padres exigían más trabajo a los profesores. Los profesores culpaban a la familia y al sistema. Los alumnos callaban."
Artículo publicado el domingo 2 de diciembre, en el cuaderno del domingo del Periódico.
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